La obesidad infantil constituye una preocupación creciente en relación con la salud de los más pequeños. El número de lactantes y niños menores de 5 años que padecen sobrepeso aumentó en todo el mundo de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013, superando el 30 por ciento de la población infantilen los países en desarrollo con economías emergentes. Esta tendencia continúa en aumento y se prevé que en 2025 llegará a 70 millones.
Es por ello crucial, tomar las medidas necesarias para poner freno a este grave problema que pone en peligro la salud y el bienestar integral de las personas.
Para combatir la obesidad en la infancia es preciso, en primer lugar, tener en cuenta el estado nutricional de la madre antes y durante el embarazo. Es esencial promover la formación y la información sobre comportamientos saludables entre los jóvenes antes de la concepción.
Los buenos hábitos alimenticios comienzan en los primeros años de vida. En este sentido cobra especial importancia la lactancia materna, que está recomendada, sobre todo y exclusivamente, en los seis primeros meses de vida. Es preciso, a su vez, diagnosticar y tratar la diabetes gestacional y la hipertensión durante el embarazo, supervisar y controlar el aumento de peso durante el mismo para que sea el aconsejado y, sobre todo, llevar una dieta equilibrada. Es aconsejable, por tanto, aumentar el consumo frutas, verduras y legumbres, realizar actividad física de bajo impacto de manera frecuente y evitar el consumo de tabaco y alcohol.
La obesidad infantil es un problema que nos atañe a todos; crear un sistema alimentario saludable, entraña la participación de diversos sectores, tanto públicos como privados. Es una responsabilidad global y un compromiso que debemos asumir si deseamos construir un futuro de bienestar.